Dudaba sobre escribir esta reseña pues es un tema bastante controversial y a la vez sumamente duro que tiene una tremenda actualidad. Patria es la aclamada novela de Fernando Aramburu que narra una historia ambientada en los últimos años de la ETA (terroristas vascos) hasta su retiro de la lucha armada en el 2018. A su vez hay una serie de televisión a cargo de Aitor Gabilondo producida por HBO Europa que está muy bien realizada y que con bastante fidelidad reproduce los diálogos y una gran parte de la trama novelada por Aramburu.
La historia cuenta la saga de dos familias que han crecido juntas como amigos y como poco a poco se terminan separando y rompiendo debido a las posiciones políticas de los miembros de la familia y la desgracia que cae sobre cada una de ellas que en un principio no están necesariamente en contra de los reclamos nacionalistas vascos. Sin embargo, la trama nos va enredando en el hecho central de la historia que es el asesinato de uno de los miembros de la familia el Txato un exitoso empresario de camiones y las sospechas de que el ejecutor de dicho asesinato es otro de los miembros jóvenes de la familia que está en la lucha, en la ETA, Joxe Mari. Los familiares, Bittori, Miren, Joxiam, Xabier, Arantxa, Gorka, Nerea y vecinos del pueblo van tomando actitudes de respaldo, o repudio, en su mayoría lo último, a los familiares del asesinado, ya sea por solidaridad, aunque queda claro que también por miedo a caer en desgracia con este grupo nacionalista que castiga duramente a quienes en la comunidad se muestren solidarios con las víctimas.
ETA buscaba desde 1958 crear una nación vasca, independiente, abertzale (patriótica), socialista y revolucionaria y formar un país con las siete regiones históricas de Euskal Herria repartidos entre España y Francia. Conocí San Sebastian y sus alrededores hace dos años y la verdad es que quedé maravillado por este territorio, su historia, sus paisajes y sus gentes. Si bien son españoles, tienen su propia y distintiva identidad con una lengua cuyos orígenes se pierden en las profundidades de la historia y que probablemente preceden a las lenguas indoeuropeas existentes antes del mundo greco, romano, germano del cual la mayoría de los pueblos de Europa actuales proceden. Más allá de ser una curiosidad histórica su lengua, los vascos han tenido un gran impacto y han sido activos participantes en el mundo español. Durante la época Imperial española del descubrimiento de las Américas fueron elemento fundamental en el descubrimiento y la conquista de estas. Muchos de los Conquistadores y aventureros de la época eran de origen vasco, tales como Juan Sebastian Elcano que fue el primer marino que logró circunnavegar el globo y terminar el viaje iniciado por Fernando de Magallanes, en sus esfuerzos por alcanzar las especierías, las Molucas, de donde salían muchas de las especies más apreciadas por el mundo europeo.
Otros como San Ignacio de Loyola, que juega un papel en la historia de Aramburu, es el fundador de la orden los jesuitas, la famosa Compañía de Jesús. Sus ejercicios Espirituales son una de las grandes influencias en la Iglesia Católica e incluso los Jesuitas fueron los primeros en establecerse en Japón y trataron de cristianizar dicho país, lamentablemente fueron expulsados cuando Japón se cerró por tres siglos entre el Siglo XVI y el Siglo XIX. Tan tenaz fue la impresión dejada por los jesuitas en el Japón que muchos de los conversos continuaron siendo católicos hasta que el país se abrió nuevamente a finales del XIX y principios del siglo XX. De hecho, una de las poblaciones bombardeadas por la bomba atómica Nagasaki era el centro de la cristiandad y del catolicismo en dicho país.
Otro figura fundamental para España también es un escritor de origen vasco, bilbaíno específicamente Miguel de Unamuno, escritor de la generación del 98. Fue considerado el escritor más culto de dicha generación, fue rector de la Universidad de Salamanca y falleció en dicha ciudad en 1936 en los comienzos de la guerra civil española; en un aparente accidente con gas del brasero de la cocina, que se sospecha pudo haber sido un asesinato tras ser puesto en arresto domiciliario y haberlo destituido del rectorado de la universidad.
Hay muchísimos más personajes de los que cabrían en este comentario, pero por nombrar algunos, tenemos a Miguel López de Legazpi, adelantado de las Filipinas a mediados del siglo XVI de Zumarraga en Guipúzcoa. Andrés de Urdaneta, fraile agustino, descubridor de las corrientes marinas que hacían posible el viaje a las filipinas. El famoso protector de Cartagena de Indias, Blas de Lezo y Olavarrieta y que derrotó a los bucaneros ingleses que con superioridad naval trataron de tomársela en 1741. Todo esto a pesar de ser tuerto, manco y tener una pierna de palo con su ingenio y su determinación fue capaz de engañar y vencer a los ingleses que no les quedó más que retirarse humillados. O la influencia de los vascos en la América hispana que han dejado su legado familiar y apellidos regados por todos lados e incluso países como Chile quizá el país con más descendientes de vascos, donde se estima cerca del 40% tiene dicho origen.
Y es que sin los vascos España no sería España, ni el castellano sería castellano, pues la reconquista, después de la invasión árabe que ocupó España por 700 años tuvo sus comienzos en el norte, justo en las tierras que a partir de la bisectriz que se forma desde las costas vascas hasta llegar en línea recta al mediterraneo, en las costas catalanas se formó la marca hispánica. Esta fue establecida por los francos que pretendía ser el límite más al sur de los Pirineos desde donde se protege el resto de Europa y se empieza la reconquista y poco a poco se van formando los reinos cristianos de Asturias, Leon, Castilla, Navarra, Aragón, los Condados Catalanes y se van expandiendo hacia el sur en una lucha que tomó siglos, sangre, sudor y lágrimas logró retomar Hispania de los árabes. Por eso en una de las ironías de la historia es absolutamente ridículo, como lo es en la América hispana, hablar de naciones o pueblos diferentes cuando en realidad todos comparten el mismo legado y ascendiente histórico, aunque tengan sus particularidades regionales. El tener lenguas diferentes no necesariamente justifica esta separación pues el castellano, español como se le llama en América, ha venido a ser la lengua franca, el pegamento, que ha unido a todos estos pueblos, que, si bien tienen sus diferencias, comparten mucho más cultura y tradiciones que lo que comparten otros países europeos en sus respectivos límites. Hay países como Suiza donde han logrado convivir de manera bastante razonable y unificada 4 lenguas distintas, y digamos 4 culturas distintas, francesa, alemana, italiana y la lengua romanche, la única lengua nativa Suiza. Muchos de sus habitantes son políglotas y pueden con facilidad comunicarse entre sí a pesar de hablar su idioma nativo en su región. No solo esto, sino que el castellano a su vez es influenciado por las lenguas locales de sus pobladores, como sucedió en las Américas y sucede en la misma península ibérica donde el español recoge palabras y préstamos del árabe, el vasco y el catalán.
Estas diferencias y luchas locales fueron lo que determinaron que America hispana se fragmentara en múltiples países, cosa que tiene aún menos sentido pues todos comparten el idioma y la lengua franca que es el español. A inicios de la época independiente, la lengua española no era la mayoritaria en muchas partes y eso vino a darse después pues en algunos lados se hablaba más quechua o náhuatl o aimara, en incluso inglés o garífuna. No fue por imposición pues no solo el español fue la primera lengua en tener una gramática con el tratado hecho por Antonio de Nebrija en el siglo XVI, si no que la segunda lengua en tener un tratado de gramática fue el quechua en 1560, y la tercera la Nahua en 1572, mucho antes que otras lenguas europeas. Los conquistadores españoles no solo venían a conquistar, sino que tenían una misión evangelizadora que requería que se respetasen las lenguas y las poblaciones locales y que se tratase de adaptar el dios cristiano a las religiones autóctonas, donde hubo un sincretismo religioso. Sus resultados se pueden ver hoy en día si uno va a poblados mayoritariamente indígenas y se mira con cuidado y se “lee entre líneas” en las costumbres religiosas de dichas poblaciones.
Aunque desgarradora y a la vez entretenida la novela de Aramburu, Patria, no solo por la calidad narrativa del escritor o la dirección fenomenal del director en la serie televisada Aitor Gabilondo, nos sirve de metáfora del daño que causa el nacionalismo en las comunidades y en las relaciones entre sus habitantes. Es saludable y es virtud tener patriotismo que es un amor sano por su ciudad, su equipo, su comunidad, su país, pero el nacionalismo es algo completamente diferente, termina siendo la antítesis al ser una pasión y fanatismo enfermizo y una de las fallas más grandes que puede tener el ser humano pues lo ha llevado a cometer los crímenes más atroces en nombre del nacionalismo y de la supuesta superioridad de una u otra comunidad por sobre otras. Esta es la gran lección de esta historia, se puede ser patriota y defender la grandeza de la tierra y de sus hijos en la que uno nació, pero nunca hay que caer en el nacionalismo horrible, genocida y destructor que se lleva no solo vidas humanas por delante si no que nos hace perder nuestro sentido de humanidad, nos deshumaniza y nos convierte en sicópatas o bestias animales.
P.S. Leí la novela y me quedé sumamente impresionado y cuando vi la serie releía el libro mientras la miraba y era como ver la versión extendida. Recomiendo si le gusta leer, ir viendo y leyendo al mismo tiempo libro y serie, tal vez leer más al principio, mas o menos hasta la mitad el libro antes de ver la serie, para lograr una mayor inmersión en la misma. El libro contiene una serie de términos en euskera que se usan en el dialogo de la serie que se pierden si no se lo tiene a la mano o no se es familiar con estos pues el dialogo contiene frases interpuestas en dicho idioama, aunque están subtitulados, al inglés en la versión que se ve en Estados Unidos.
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