La candidata oficialista del partido Morena en México, Claudia Sheinbaum, arrasó hacia un triunfo definitivo en las pasadas elecciones presidenciales del país, el 2 de junio de este año. En medio de las celebraciones, sobre todo el hecho de ser la primera mujer que asuma la silla presidencial en México (de hecho, en América del Norte), varios miembros de la oposición han reaccionado con total sorpresa ante la contundencia de la victoria. Hugo una lectura equivocada de los pulsos sociales, y las voces contrarias a Morena subestimaron los “coat-tails” de AMLO, quién sigue siendo un líder con enorme popularidad, a pesar de los desastres en el sector salud, en educación, en la deconstrucción de los pesos y contrapesos de una frágil democracia liberal, y del linchamiento cotidiano que lanza contra sus “adversarios” en sus ya célebres mañaneras.
Los resultados electorales posiblemente dejan a la administración entrante con una mayoría calificada (2/3 partes) en ambas cámaras legislativas, lo que facilitaría a la presidente gobernar sin contrapesos, similar a los tiempos de la “dictadura perfecta,” pero, paradójicamente, con legitimidad democrática.
Una pregunta obligada para el régimen de Claudia es si marcará distancia respecto al populismo viejo y visceral de su patriarca político, con un estilo más pragmático, o si será un gobierno continuista que consolide el regreso de la hegemonía unipartidista del viejo PRI.
Los desafíos son monumentales—en seguridad, finanzas públicas, crecimiento y corrupción, además del reto de los pasos a seguir para aprovechar la oportunidad única del fenómeno de “near-shoring.”
Seguridad
En materia de seguridad, la política de “abrazos no balazos” ha demostrado ser un fracaso total, con un total de 190,000 homicidios en el sexenio de AMLO, y los 30 asesinatos de algunos contendientes a puestos en el mapa político del país. Esta posición permitió, de facto, que diferentes grupos de poder fácticos sean quienes tienen el poder dentro de diferentes (importantes) regiones del país.
Existen diferentes escenarios, sin embargo, en cada uno de ellos no es el estado el que funciona como autoridad. El Estado puede competir, estar subordinado o coludido con estos grupos de poder. La falta de una autoridad establecida impide a los mexicanos a que puedan desarrollar libremente su proyecto de vida, esto se debe a las diversas actividades que realizan los grupos del crimen organizado, como el cobro de piso, la imposición de proveedores de materiales o simplemente la disputa por el control territorial. Sin duda, un cambio en la política pública de seguridad es urgente para garantizar la vida a los mexicanos, y para impedir que estos grupos de poder puedan llegar a tener una mayor presencia en los distintos ámbitos públicos.
Finanzas públicas
Claudia Sheinbaum hereda un enorme desafío para cumplir su promesa de campaña de equilibrar la deuda pública. Actualmente, la deuda pública representa el 45% del PIB, sin embargo, se espera que, para fin de año este alcance más del 50%, con tasas de interés locales que superan el 11%. Esto quiere decir que, para realizar el pago de esta deuda en 2025, se requerirán 1.23 billones de pesos, lo que representaría cerca del 14% del gasto. El Ministerio de Finanzas recomienda que para que el próximo gobierno tenga flexibilidad, el déficit fiscal para el 2024 deberá de ser en torno a un 2% del PIB. Sin embargo, AMLO va a dejar un déficit del 6%, el más elevado en 36 años, por lo que para equilibrar las
cuentas se necesita un fuerte recorte del gasto público, un incremento importante de impuestos, o una combinación de ambas. Un asunto muy preocupante es que, aun con recortes y/o recaudación, existe un gran problema estructural, que se puede resumir con la frase “tirar dinero bueno al malo.” Pemex es la empresa petrolera más endeudada del mundo, que ahora requiere varios recursos del erario para seguir a flote, y que además enfrenta amplios vencimientos de deuda de corto plazo en los próximos dos años. Los elefantes blancos, como la refinería Dos Bocas o el Tren Maya, jamás serán rentables, y ambos superan los costos estimados de construcción por casi tres veces. Aumentas los ingresos tributarios o recortar el gasto público de muy poco servirá si la nueva administración sigue con la ocurrencia demagógica de tirar dinero bueno al malo.
Lo más probable es que el país enfrente un nuevo episodio de altos déficits fiscales, con el consiguiente aumento de la deuda pública—y ello, a la postre, puede incidir en la pérdida del grado de inversión, lo que provocaría una crisis macroeconómica en el futuro.
Corrupción
La respuesta favorita del presidente AMLO cuando era candidato, ante prácticamente cualquier cuestionamiento sobre cómo combatiría los problemas del país, era “voy a acabar con la corrupción”, o “el dinero alcanza cuando nadie roba”. Al final de su sexenio, ¿esta promesa se cumplió? La respuesta es un rotundo “no.” México sigue siendo un país muy corrupto, como lo demuestra el Índice de Percepción de Corrupción: el país se encuentra en el lugar 126 de 180. Esto no es sorpresa, pues como Transparencia Internacional informa:
Ninguno de los grandes casos de corrupción ha llegado a sentencias definitivas, ni la Estafa Maestra (con un desvío estimado en 7 mil millones de pesos), ni el caso Agronitrogenados-PEMEX (donde se estima una desvío de 200 millones de pesos), ni el caso SEGALMEX-DICONSA-LICONSA (con un desvío estimado en cerca de 9,500 millones de pesos).
Los casos se han multiplicado durante el sexenio de AMLO, cosa que no debe sorprender, ante el hecho que la gran mayoría de contratos en obra pública, incluyendo aquellos de sus proyectos insignia, son realizados por medio de asignaciones directas.
Crecimiento & Near-shoring
“Es la economía… familiar, estúpido.” Esta modificación al famoso refrán de Bill Clinton explica una parte del triunfo de Sheinbaum. A pesar de todo, la combinación de los apoyos a distintos grupos, el aumento de 115% del salario mínimo (cosa que solamente reconoció algo que ya estaba pasando, con el aumento de salarios reales) y sobre todo vender el aumento de las remesas como un “logro” del gobierno, significó que el bolsillo familiar en las familias populares aumentó, sin las crisis traumáticas que antes acompañaron las expansiones clientelares de estos programas. Y, más allá de ideología o de discusiones en una burbuja académica sobre contrapesos y derechos de propiedad, los ciudadanos votaron por continuidad de los aumentos en la economía familiar.
El aumento de remesas, que este año llegarán a 67 mil millones de dólares, es más bien un reflejo de un pésimo “performance” económico, con el menor crecimiento económico promedio desde el los 80s, apenas del 1% anual. Sheinbaum tiene una gran oportunidad de capturar las ventajas que da el “near-shoring” para promover nueva inversión productiva, dado que México es la puerta de entrada a la economía norteamericana. México ha tenido una política comercial exitosa que ha sido impulsada por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (USMCA por sus siglas en inglés), que le permitió convertirse en el mayor socio comercial de Estados Unidos a partir de 2023. De igual forma, la inversión extranjera ha aumentado, como consecuencia del nearshoring. Sin embargo, al realizar un “zoom” a los datos, se puede observar que más que una política comercial exitosa, está siendo una oportunidad perdida. La (posible) cancelación de la planta de Tesla en Nuevo León son reflejo de que falta la infraestructura y el acceso confiable y competitivo a insumos energéticos, cosa que no se podrá lograr en ausencia de mayor participación de actores privados en el mercado. Sheinbaum deberá dar marcha atrás al nacionalismo estatista de AMLO si quiere capturar los enormes beneficios que da la ventana de oportunidad del “near-shoring.” Si a ello le sumamos la inseguridad y la falta de estado de derecho, México resulta mucho menos atractivo de lo que podría ser. Sheinbaum tendrá que abordar los problemas que, ya bajo lupa, desincentivan el ingreso de nuevas inversiones.
Sin duda, Sheinbaum heredó una oportunidad única para poder implementar su plan de gobierno sin grandes contrapesos. Al mismo tiempo, heredó una serie de políticas públicas que han demostrado ser altamente ineficientes, y que impiden que México se pueda desarrollar a su máximo potencial. En este sentido, es fundamental que Claudia Sheinbaum haga un “U-turn” y mande una señal creíble sobre el tipo de políticas que va a implementar, y de esta forma dar certidumbre tanto a los inversores nacionales como a los capitales extranjeros.
La economía familiar, de hecho, la economía de todos, le serán muy agradecidos.