¡Hola! Bienvenidos a una edición especial de Mirada Sur. Es que la expresiva victoria de Donald Trump en Estados Unidos, obliga a enfocarnos en lo que puede ser el inicio de una era de profundos cambios. En su propio país, y por ende, también en América Latina. Tenía poco sentido comentar hoy sobre los crecientes problemas de Evo Morales en Bolivia, sobre los estragos de otro huracán sobre la decadente infraestructura cubana, o las tensiones políticas de Argentina. Entonces definimos hacer una edición solamente enfocada en analizar el impacto del regreso de Trump a la Casa Blanca. Y pedir a algunos de nuestros analistas “estrellas”, que nos den su mirada sobre el fenómeno. Trump es alguien que genera incomodidad entre muchos amantes de las ideas de la libertad, por su visión económica y comercial. Pero al que también muchos ven como un muro ante el avance de ciertas posturas mesiánicas de la nueva izquierda, y con las que nadie se anima a chocar. Eso analizaremos en los párrafos a continuación.
¿Por qué ganó Donald Trump pese a todo?
Si algo sobra hoy en día en el mundo informativo, son comentarios frívolos, superficiales, y autocomplacientes, sobre las razones de la victoria aplastante de Donald Trump en las elecciones del pasado martes. Una victoria que se dio contra los vaticinios (y deseos) de buena parte del mundo mediático, académico y empresarial del mundo. Y tal vez allí esté la principal explicación del fenómeno. Las élites globales de hoy se han vuelto demasiado homogéneas, encerradas en una cámara de eco implacable, y han cortado los lazos con enormes partes de la sociedad, y eso las lleva a no entender lo que sucede.
Por estas horas, viendo la crisis que una parte importante de estos sectores influyentes está teniendo ante el fenómeno Trump, (alcanza con buscar la palabra “meltdown” en Twitter para tener un pantallazo del fenómeno), es bueno recordar lo que decía ya en 2016 Dave Chapelle, uno de los cómicos más agudos de su país, nada “trumpista” él, para ver como el análisis sigue siendo vigente.
Más allá del tema económico, más allá de las “fake news” o la carencia de información de calidad, por encima de las desigualdades territoriales y las diferencias raciales en Estados Unidos, parece haber un tema profundo y cultural que explica esta victoria. Y es lo que podríamos llamar “la venganza de los aborrecibles”, que fue como Hillary Clinton en su momento calificó a los seguidores de Trump. Y que con su voto tal vez hayan buscado castigar a una elite que sienten que los ignora y los desprecia.
Y que empujan con una agenda de cambios sociales de arriba hacia abajo, que una mayoría de la sociedad siente ajena y alienante. Y que, por segunda vez, los demócratas hayan puesto a competir contra Trump a una abogada, de un estado costero, con tono de superioridad intelectual permanente, (muy parecida a Hillary), es tal vez la prueba más contundente de la desconexión de estas élites con el ciudadano de a pie. Y el fenómeno va mucho más allá de Estados Unidos.
¿Cómo impactará en América Latina?
Desde el Río Grande hasta la Patagonia, todos se preguntan qué implica para nuestro continente una nueva administración Trump. Más allá del tema migratorio, ¿Potenciará el comercio regional? ¿Nos beneficiará una probable escalada de la guerra comercial con China? ¿Nos ignorará por completo? ¿Cómo será el vínculo con figuras que suelen elogiarlo como Javier Milei o Nayib Bukele? ¿Qué implica esto para regímenes como los de Venezuela o Cuba? Bueno, todo eso se lo preguntamos a Roberto Salinas, quien dirigiera el Centro para América Latina de Atlas Network y es Presidente del Alamos Alliance.
“Por un lado, mantenemos la esperanza que en vez de ser la prioridad número 3.475, o la que sea, que ciertos países latinoamericanos cobren mayor relevancia en el posicionamiento que tengan los Estados Unidos frente a ellos. Estoy hablando particularmente del eje autoritario Venezuela, Cuba, Nicaragua, quizá Bolivia también dentro de ellos. Y que sobre todo en el tema de Venezuela tome una posición mucho más fuerte. Con Cuba también. Ya ha dicho Trump, entre otras cosas, que no va a permitir eso de comprarle petróleo a Venezuela. Entonces, quién sabe cuál pueda ser el resultado”.
“A la misma vez creo que se va a tomar una actitud por un lado aislacionista, pero por el otro lado también mucho más dura en torno a la influencia que tenga el crimen organizado. Digo aislacionista porque nos preocupa el hecho de que, digamos, señale a ciertas organizaciones como terroristas, que se tome una posición mucho más dura frente a estos cárteles y a estos grupos, pero sólo tomando en cuenta lo que le conviene a Estados Unidos”.
“La parte que más me preocupa en materia económica es el tema de estas amenazas arancelarias, que afectarían profundamente a varias regiones que además votaron por Trump. Estados como Michigan o Texas, que dependen enormemente del comercio con México y con otras naciones latinoamericanas. Para ellos un 25% de arancel le va a pegar directamente al bolsillo del tejano, del ciudadano de Michigan, o de Indiana, o de Nuevo México, o de Arizona. Así que nos parece completamente contraproducente y bizarra esta idea de entrar en una guerra comercial. Falta ver si esto es simplemente “The Art of the deal” (libro sobre negociación escrito por Trump) o si realmente va en serio”.
“Falta ver el tema de la relación o este romance que tienen Trump y Milei y cómo se desarrolla. Yo creo que va a ser un tema interesantísimo de ver”.
El impacto cultural del regreso “MAGA”
Tal vez el impacto más relevante de la victoria de Trump a nivel global sea cultural. Y para analizar este efecto, consultamos a dos amigos de Mirada Sur. Primero a Axel Kaiser, fellow del Archbridge Institute, que nos decía lo siguiente:
“Yo diría que esto sobre todo es un tiro de gracia al proyecto identitario ideológico de la izquierda progresista en Estados Unidos, que es todo lo que se conoce como el movimiento woke, y que lo que aspiró fue a movilizar y a galvanizar con discursos de odio a minorías raciales, a mujeres y otros grupos para obtener cada vez mayor poder político. Y en ese camino perdieron la conexión absolutamente con la realidad de la ciudadanía”.
Según Axel, “lo que queda en evidencia es que los demócratas se han convertido, y la izquierda en general del mundo está siendo el grupo que representa a las superélites, la gente de Hollywood, la gente de Wall Street, la gente de las grandes universidades, los grandes académicos, pero está desconectada del ciudadano común y corriente y de sus problemas. Y es más, le pretende imponer una agenda ideológica a este ciudadano promedio, cuyos efectos ellos no viven, mientras lo desprecian en el camino”.
“El mejor ejemplo tal vez haya sido el ex presidente Obama, despreciando a los afroamericanos que votaban por Trump y diciendo que eso no era aceptable, como si fueran niños y personas incapaces de tener su propia opinión”.
También nos fuimos hasta Argentina, y le preguntamos a otro amigo, Marcos Falcone, de la Fundación Libertad, sobre el impacto cultural de este hecho.
“Parece que los análisis existen cada vez menos y lo único que van quedando son celebraciones o condenas de los votantes. Los dos son problemáticos, pero el sesgo académico y mediático hacia la condena es evidente en todos lados. Las élites eligen condenar a Trump (y el año pasado a Milei) y en base a eso llegan a sus conclusiones, al revés de como deberían hacerse los análisis: termina pasando que buscan las fallas en los votantes (que están poco escolarizados, que son racistas, que no entienden lo que hacen) para explicar los resultados y sentirse bien consigo mismos. Creo que si no tratan de entender las frustraciones de los votantes con el establishment, seguirán haciendo malas predicciones y "análisis" que no sirven porque no son tales”.
Un caso especial en la región: Puerto Rico
Puerto Rico se encuentra bajo la jurisdicción de Washington pero no forma parte formal de los 50 estados que componen los Estados Unidos de América. Por eso sus habitantes no tienen representación en el Colegio Electoral estadounidense. Sí participan en los comicios primarios presidenciales, donde se elige gobernador y legislatura local. Pero no pueden votar para presidente no tampoco elegir senadores y representantes para el Congreso en Washington.
El mismo martes 5 de noviembre que se llevaron a cabo las comicios presidenciales en EUA, Puerto Rico celebró sus propias elecciones generales, donde eligieron gobernador de la isla al comisionado residente, senadores, representantes y los alcaldes de sus 78 municipios. Y los resultados que se dieron pueden cambiar el rumbo del país.
Jennifer González, del oficialista Partido Nuevo Progresista, se llevó al mayoría de los votos y, según Ángel Carrión Tavárez, Director de Investigación y Política Pública del Instituto de Libertad Económica, a quien consultamos para esta edición especial de Mirada Sur, “No fue una sorpresa”. Su partido ganó también el Senado y la Cámara de Representantes.
Al respecto Ángel nos dijo que “Este resultado representa una oportunidad para la libertad económica en la Isla, dado que la administración entrante se comprometió por escrito en su programa de gobierno a «reducir y eliminar regulaciones y procesos burocráticos excesivos, para permitir que el sector privado y el mercado libre dicten la pauta y la dirección» del futuro económico de Puerto Rico. Esto es importante, ya que la Isla ha estado sujeta durante décadas al control estatal sobre los activos de producción y a una fuerte intervención gubernamental en el mercado. Esta situación ha generado distorsiones económicas que han desalentado la inversión privada, reducido el emprendimiento y limitado la competitividad y la innovación. Puerto Rico ha tenido históricamente un mercado laboral débil, baja participación en la fuerza laboral, alta dependencia de las transferencias federales de Estados Unidos y una migración sustancial que ha llevado a que en la actualidad haya más puertorriqueños en Estados Unidos que en Puerto Rico, algo que podría cambiar si el nuevo gobierno cumple su compromiso”.
Le preguntamos a Ángel qué significa para Puerto Rico la victoria de Trump.
“El significado no es claro en este momento. Por un lado, la gobernadora electa, Jennifer González, está afiliada al Partido Republicano y apoyó la candidatura de Trump. Además, ha sido comisionada residente de Puerto Rico ante el Congreso de Estados Unidos durante los últimos ocho años; en consecuencia, es conocida y tiene aliados políticos en Washington, D.C”.
“Por otro lado, la consigna del movimiento de Trump es Make America Great Again, y su discurso enfatiza poner a Estados Unidos primero. Puerto Rico es un territorio no incorporado que le pertenece a Estados Unidos, pero no es parte de él. Si, independientemente de esta realidad jurídica, Trump considerara a Puerto Rico como parte de Estados Unidos, el hecho de que el nuevo gobierno de la Isla sea republicano y lo haya apoyado podría resultar favorable para la Isla en la capital federal. En cualquier caso, lo que Puerto Rico necesita es un cambio histórico de política pública, que libere el potencial de su gente, dándole a cada persona la oportunidad de prosperar y contribuir al desarrollo de la sociedad puertorriqueña. Afortunadamente, esto no depende de la política industrial ni de los incentivos fiscales de Estados Unidos; es una acción que el gobierno electo de la Isla tendrá en sus manos”.
Y con esto damos por cerrada esta edición especial de Mirada Sur. Esperamos que le haya servido a entender un poco lo que ha pasado esta semana, y a hacerse una imagen más realista de lo que puede suceder. No se olvide de recomendar Mirada Sur a sus amigos y conocidos, usando el link debajo de esta nota. Buen fin de semana, y nos vemos el viernes que viene.
Martín Aguirre | Director
Rodrigo Caballero | Editor
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