Mañana, cuando sean las elecciones en los Estados Unidos, creo que muchos sentimos que se acerca un cambio de era. Ya lo comentaba hace unas semanas en este mismo espacio, que parecería ser que en estas elecciones se enfrentan cambios que más que movimientos telúricos, son desplazamientos tectónicos en la política pública americana que van a tener repercusiones a nivel mundial en el tablero geopolítico y en la cultura prevaleciente de los últimos tiempos.
Por un lado, mañana parecería que será un juicio de valor sobre si Estados Unidos y el mundo deben de seguir por el camino de la sensiblería identitaria y de las contradicciones en política exterior sobre ser el policía del mundo, mientras se gastan ingentes cantidades de dinero, financiadas vía inflación y déficits fiscales. Por otro lado, se busca un cambio hacia una visión un poco más aislacionista, aunque no necesariamente desconectada del escenario global, que es regresar a una política monetaria más restringida, menos inflacionaria, en la cual en el 2023 significó 1.14 trillones en gasto militar del gobierno o, en otras palabras, el 62% del gasto del gobierno de casi 3 trillones de dólares según este reporte del Warfare State. Si bien no concuerdo con la conclusión del estudio de que este gasto debería de estar reorientado al gasto de gobierno en bienestar social, sí creo que el estudio ilustra que el gasto no debería de ser tan alto y revela un desordenado y exagerado gasto de gobierno. Una visión aparentemente más amable de nuestra sociedad, aunque no haya nada de amable en cancelar gente por pensar diferente o creer en algo, no usar los pronombres adecuados o no llamar a las cosas como son vs una visión menos amable pero más directa, que no está en conflicto con la realidad que vemos. Una concepción más estatista de ayuda a los más necesitados, pero a costa de la riqueza de ciertos grupos y sin consideración de la creación de riqueza para todos y la movilidad social de todos los miembros de la sociedad. En contra de la filantropía personal y el auténtico interés por el prójimo y la beneficencia privada reemplazada por un paternalismo que nos vuelve más estatistas, egoístas y ensimismados. He resumido muchísimo acá lo que cada candidato ofrece. A grandes rasgos, podríamos decir que esto es lo que están buscando.
Estoy de acuerdo con lo que decía Manuel Hinds hace unos días en un comentario en su substack de que la elección no necesariamente va a cambiar las cosas, pues estos son cambios culturales largos, complejos y que más bien reflejan cambios culturales en la sociedad que no se definen o cambian mucho de una a otra elección. Aunque a diferencia de Manuel sí creo que cada elección, por más que no afecte en el gran panorama de cambios culturales, sí cuenta. Y no hay que dejar la oportunidad para tratar de contener de alguna manera estos cambios. Quien quiera que gane no será ganador sin antes ganar la batalla cultural en curso. Y esto significa batallar desde la academia, desde nuestros hogares, desde nuestro ámbito laboral, desde nuestra comunidad de amigos, desde quienes de alguna manera influyen y cambian el ambiente cultural, como los que producen contenido informativo y de entretenimiento. Una de las grandes quejas contra los medios tradicionales televisivos y la prensa, por ejemplo, es que el internet lo ha cambiado todo. Ya no compramos periódicos o vemos televisión como se hacía hace 20 años y a veces pienso que esto es resultado no solo del cambio generacional que ha traído el internet, si no que la gente está hastiada de que los medios tradicionales del mundo no solo no producen contenido original e innovador si no que en muchos casos se han convertido en medios de propaganda oficial, que no respetan en lo absoluto a sus usuarios al proveer solo información sesgada u oficial. Lo que en un comienzo se hacía por un sentido de responsabilidad de tener un poco de sosiego para no difundir bulos, se ha convertido ahora en una herramienta de control social donde la información llega tarde y vetada e incluso no se separa lo que son puras preferencias políticas de lo que es información, lo cual insulta la inteligencia quienes aún los usan. No es de sorprender entonces que cada vez menos se vean noticias en medios tradicionales y hay una creciente tendencia a buscar el contenido noticioso via redes sociales. Ya queda a discreción del lector, por supuesto, asegurarse de que la información en redes sea auténtica y todos buscamos y tenemos nuestras propias fuentes confiables. Algunos leemos medios dispares ideológicamente hablando, tradicionalmente de negocios o de noticias, y aun así no nos fiamos enteramente de su información, y es necesario contrastar permanentemente con lo que se ve en redes. Otros medios tradicionales como los noticieros o los talk shows o revistas, han terminado siendo descartados pues solo repiten información de otros grandes medios y con grandes sesgos ideológicos. Dichos medios tradicionales ni siquiera tienen, como en otras épocas, departamentos con reporteros desplazados a lugares difíciles dedicados a seguir la noticia internacional de manera puramente informativa y objetiva. Ni hablar en extenso de los medios de entretenimiento que ya ni siquiera pretenden reflejar la sociedad en la que se desenvuelven, si no que activamente difunden y confunden con activismo visiones culturales que no reflejan la sociedad. Tampoco respetan a los más pequeños ni los horarios familiares, lo cual hace casi imposible dejar que los pequeños vean televisión o usen el internet sin supervisión pues literalmente el contenido disponible es solo para adultos a toda hora.
Una de las cosas que hace el Archbridge Institute en los Estados Unidos, organización creada en el 2016 y anfitriona de este proyecto Mirada Sur, es promover la idea de que el ser humano para su desarrollo no solo necesita de los elementos clásicos de una democracia liberal, como lo son el estado de derecho, la democracia y el libre mercado, si no que dedica su misión a la investigación de las bases del florecimiento humano.
Hace unos meses traducimos un artículo de su fundador Gonzalo Schwarz y lo reproducimos en estas páginas sobre, qué es la economía del Florecimiento Humano en este enlace. En aquella ocasión Gonzalo la definió así:
…la economía del florecimiento humano como el estudio de cómo los mercados, las personas, las organizaciones y las instituciones apoyan las bases económicas de la movilidad social y el florecimiento humano.
Esta vez quería darles a conocer un poco más el trabajo que hace Archbridge Institute y dentro de qué marco encaja este proyecto de Mirada Sur dentro de las actividades del instituto que como tal busca, en lo que explico al inicio de esta nota, influir y cambiar ese marco cultural.
La visión es que para que haya florecimiento y dignidad humana es necesario contar con un triángulo que la rodee con tres aristas de libertad, responsabilidad y agencia. En un principio podría parecer que responsabilidad y agencia vienen a ser lo mismo, pero no es así, pues mientras responsabilidad viene siendo el asumir los resultados de nuestras decisiones, la agencia es la capacidad de buscar el mejoramiento personal, es decir no solo asumir el resultado de nuestras decisiones, si no también tener la capacidad de buscar soluciones a nuestros problemas y mejorar nuestra situación.
Así mismo creemos que dicho triangulo de Florecimiento humano tiene 3 aristas fundamentales para ejecutar sus acciones: la economía libre y abierta que busque y permita el enriquecimiento de sus partícipes, de todos y cada uno de ellos, sin búsquedas extrañas de igualdad de resultados; la cultura que es lo que venimos haciendo con medios como Mirada Sur; o con nuestra misión en diversos foros internacionales, promoviendo el trabajo de nuestro fellow James Heckman, premio Nobel de economía, reconocimiento que obtuvo debido a un tema puramente técnico como es el sesgo de selección en la econometría. Sin embargo, Heckman ha dedicado el resto de su carrera profesional a un tema tal vez mucho más importante, que es el de la familia en el desarrollo humano, tema que muchos economistas tradicionales ignoran pues solo creen que es cuestión de mejorar al individuo como que si fuera un autómata aislado en la isla de Robinson Crusoe. Y no se diga de los economistas de izquierda, que abiertamente la ignoran, pues creen que la familia es irrelevante para el desarrollo moral y el progreso humano, o un concepto a deconstruir y a estallar por los cielos en su esfuerzo de cambiar la sociedad para una lucha de clases o de géneros. Finalmente, el tercer elemento para lograr dicho florecimiento está la sicología. Temas como el rol de la nostalgia, vista como herramienta para lograr el impulso al futuro y no como algunos creen que solo sirve para vivir anclados en el pasado. Otro tema en el aspecto sicológico es la esperanza, tener significado y cumplimiento para triunfar en la vida y el vivir una vida con sentido como elementos fundamentales en el florecimiento humano. Cómo es posible que, en países desarrollados como Estados Unidos, haya más riqueza, se vive más tiempo, mejor y con mayor seguridad, y sin embargo parecería que hay una epidemia de soledad, ansiedad, tristeza, vacío existencial y pesimismo. Clay Routledge, nuestro vicepresidente y director de investigaciones lo explica claramente.
Para lograr este cambio social debemos descubrir que los seres humanos no somos víctimas indefensas de nuestras circunstancias. Tampoco que el mundo está condenado a fracasar y que no hay un futuro que se pueda rescatar pues somos permanentemente discriminados. Debemos de promover el optimismo y desafiar el pesimismo. Dar valor a lo que tenemos a nuestro alrededor y tratar de ser fuente de inspiración para los demás y fuente de esperanza para las generaciones futuras. No solamente hay que estudiar las condiciones necesarias del florecimiento humano, sino que también debemos aportar esos ingredientes para que la gente desarrolle sus habilidades y poner a disposición los recursos y las herramientas personales para alcanzar su máximo potencial.
El que nos lean o compartan nuestra visión y compartan estos artículos, sirve para alcanzar esta misión de este proyecto de Mirada Sur, de cambiar esa actitud de que todo está perdido en Hispanoamérica y que hay algo por lo cual podemos ser fuente de inspiración y darnos cuenta de cuáles han sido las taras culturales que nos han mantenido en el subdesarrollo. No para lamentarnos si no para cambiar lo malo y mantener lo bueno de nuestra región. Y sentirnos orgullosos de lo que hemos sido y de nuestros valores culturales más enfocados a la familia, a los amigos y a la comunidad. No buscamos vivir anclados en glorias pasadas, si no sino proyectarnos al futuro y estar informados de lo que a veces en nuestra región está en silos de conocimiento locales, donde a pesar de compartir una cultura y un pasado común, no entendemos qué pasa y que por el filtro de los medios tradicionales parece una caricatura sin contexto en el creciente universo macondiano de caudillos y corrupción. Por eso el esfuerzo de tener siempre en la columna de los viernes la visión local de la red de institutos de la región con la cual trabajamos.
Espero que sigan compartiendo y leyendo nuestros artículos y poder ofrecerles autores adicionales de interés para la región en el futuro.
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